
“El corazón tiene razones, que la razón desconoce.”
Pascal.
Pascal.
Hay días en los que soy una voz que vuelve y dice –apenas-, su pérdida palabra de ternura, una voz nada más, la que murmura desde un lejano tiempo de cadenas... Hoy tal vez, no exista el recuerdo ni en las venas; porque se me estremece la sangre y ni la hartura deja al fin su regusto de amargura...
Y como la sal impregna las arenas... hoy no voy hacia él, y él no viene hacia mí, porque ya no importan las manos, ni las sienes, ni la ausente presencia, ni el olvido.
Hoy... ya no estará; lo sé, tampoco importa, mi corazón al viento esta entregado, y él lo ha traído y lo ha llevado, y se vuelve hacia mí como este viento que me hiere o me conforta.
Nunca estuvo!, no!, y en esta corta escala entre lo habido y lo esperado, todo está igual; y todo ha cambiado, pero que un dolor sin dolor... bien se soporta?.
Y yo quisiera olvidar!... desconocer de qué manera alguna vez el indócil verano me llevó de la mano hasta su mano.
Pero digamos, que es tarde, y la sombra es mala amiga, ¿Cómo decirle al corazón que siga y a los brazos de entonces que es temprano?.
Esta bien, seré dulce y obediente... -o lo pareceré-. Le da lo mismo (todo), necesita de pronto, su egoísmo, que yo me quede así sumisamente, sin sufrir, sin dolor, sin aliciente, sin pasiones al borde del abismo, sin mucha fe ni un gran escepticismo, sin recordar la excusa, ni el torrente...
Esta bien!, él necesita las llamas sin el fuego, y que el juego del amor no sea un juego, y que esté el rayo aquí... sin la tormenta... Él quiere que espere así, sin esperarlo, que lo adore también sin adorarlo, y estar clavado en mí sin que lo sienta... Hoy esta bien, también mi obediencia.
Porque de sol a sol, yo sé... que de todo lo que él pretendía, ni una palabra quedará siquiera, -él que era mi amor (lo es todavía)-, que era mi vida, ya no le digo adiós, ni hay despedida, y tampoco volveré a llorar por lo que fuera.
¿Hoy?...¿Dónde habrá quedado el terror frente al espera?...dónde el pretexto fácil de la huída?... y me quedo casi de pronto como adormecida, con mis brazos ausentes y los párpados hechos cera.
Él que era mi amor, está tan lejos... que su imagen vela en los espejos y está la niebla donde había llamas. Y tal vez oigo que ronda.. pero no lo veo y vuelvo a escuchar su voz pero no creo y que importa ya?..si hoy esta o si me llama?.
Porque tan solo hoy soy una voz en la distancia, un bronce sin apagón ni resonancia, o quizás un corazón sin sangre. Sin latidos.
Hasta cuando reviva, las paredes irán cicatrizando... se formarán huecos entre las manos, se pudrirán las palabras en el agua, y haré de mis versos un barco.
Porque no te lo he dicho, jamás pude hacerlo, me quede con mis palabras, mi amor, mi llanto, mi todo regalado.
Y podré acaso algún día confesarte que te amo con el alma..?
Tal vez... no te lo he dicho, pueda hacerlo..
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