28 de abril de 2009

Olvido..




-Ya llamará- se dijo para cerrar internamente el asunto. Pero se dió cuenta con la calma de su vida, que jamás volvería a llamar. Aspero golpea el reloj detrás de la vitrina. Ese minúsculo mueble tan empapado de emociones. Lo ve. Se acerca. Abre el cajón por sorpresa.

Y ahi estaban! Se alejó despacio, dejó el café en medio del living, se prendió un cigarrillo y camino otra vez... Todos sus intentos fallidos, ahí! Acurrucados, embalsamados, dibujados, retratados, contagiados de verde musgo, llenos de polvo, llenos de recuerdos. Ahí!

Pensó que era tarde para revolver cajones, el tic-tac del reloj, sólo le hacía recordar las horas de sueño que no tenía. Pensó que, si se quedaba un rato revolviendo cosas, y si se entusiasmaba, podría llegar al trabajo con las ojeras de contrabando, y decirle al jefe que su pálido rostro, era un dolor de estomago. Y pensó- que tiene que ver?-

Casi apurada cerró todo. Guardó todos los eclipses de recuerdos de nuevo en el cajón. Terminó el cigarrillo. Camino descalza por el living a media luz, otro cigarrillo más...

Ahí nomas, sepultó al corazón, minado de silencios. Pensó que la vida no era un misterio, y que más allá de su agonía, todavía quedaban sapos por el mundo. Pensó en aceptar. Sin creer que eso fuera a llevarla a la resignación o a pensar que no había mejoras. Asomo su rostro a recién nacida Noche, miró con fervor las estrellas buscándole un sentido...

Laura creía que todo en la vida debía tener un sentido. Así la habían criado sus padres, con valores y creencias fuertes. La vida para Laura debía de tener sentido, no podía permitirse disfrutar, sin pensar ¿porque?. Esas estrellas le recordaban la canción que de pequeña su padre Julio le cantaba, "duermete niña, duerme... que mañana habrá café en el campo"... Una ternura insostenible le apretaba el pecho, recordó que de niña esa canción le daba paz.

Pero se levantó de pronto con el mugido de un gato, la asustó y toda la ternura y los recuerdos... se disolvieron.

Inclinó la cabeza, miró el reloj... acomodó sus ideas, y decidió dormirse... Mañana sería un día complicado, y mejor no tener cosas pendientes en la cabeza -se dijo-.



23 de abril de 2009

Conozco...


Yo conozco el frío que se desliza por la piel. Conozco las calles que me llevan a su sed. Conozco los versos que jamás le entregaré, y todas las formas de los ecos que dicen "otra vez".

Conozco el sol a contracara, el mismo sol que ilumina su jardín. Las flores del ocaso desangradas, las olas del mar desilachadas. Yo conozco los párpados sin prisa, las noches de desvelo, el río manso que se fue violento, las sales de mi piel en desconcierto.

Conozco sus grises, y mis extremos. Mis ganas de correr en el abismo de sus sueños. La soledad infinita de la tarde cuando llega la noche. Conozco esos llamados aventurados de locura, la inmensidad de sus mentiras, los siniestros autos que me chocan.

Yo conozco las verdades elocuentes de sus gestos, el misterio oculto de sus besos, la melodía insana que me aquieta, la tempestad con que se avecina.

Conozco las nubes que llegan desde lejos, los arcoiris detrás del respaldo de mi cama, el crujido de los muebles cuando nadie habla. O simplemente, cuando el silencio habita. Yo conozco la mina de estrellas que duermen en mis ojos, las conozco - a veces me conversan-.

Debo admitir que conozco la tristeza desgarrada, y la alegría contagiosa cuando se aleja. La motricidad de los actos cuando pasa. Conozco yo, el nudo en la garganta, el dolor del pecho abierto, el corazón roto, la elocuencia de mis actos.

-Un minuto de consuelo a mis fracasos-.

Venga que conozco, la furia de mis miedos, la agonía de sus pecados. No habrá mujer alguna que tanto lo haya amado. Porque yo conozco, la historia entre sus sienes de lata. Me pregunto si conozco acaso, las raíces del subsuelo? los escalones de plata?

Conozco el café recién servido en la mesa de sus dudas.

Y no se asombre, si digo de pronto, usted no me conoce

Nada


Yo quiero un MUNDO de Utopías, un silencio compartido con cafès. Un sol de mediodía en mis noches tan oscuras, unos sueños que se fueron y ya no quieren volver. Quiero una voz a medianoche golpeando mi cabeza, que diga "amor te quize, siempre te querre"! .. con amarillos mudos, inutilmente y hasta tiempos mansos.

Existen hoy, minusculas sombras que acompañan el azul de la noche, vienen a contarme de las cosas que deje en recovecos verdes. Porque a veces cuando llego, ya soy toda yo... la despedida, mi cuerpo la risa burlona... de esos ojos viento que se quedan. Aunque no quise que te fueras, acepte la voluntad de ese destino. Hoy sin mas reproches que el camino andado, veo tu rostro pasar entre las gentes, buscandole sentido a los cristales de el rojo nocturno de mis manos.

Puedes seguir quedandote callado, no ves? tu silencio ya no me aquieta. Comprendo ahora que me sobra mirada, que la ciudad esta cautiva de huesos y que ya no hay lamentos colgados en mi ventana.

Señor, este no es el fuego que vio pasar a madrugadas insolubles. Ni tampoco insolencias de interrogaciones yuxtapuestas. Éste es acaso, la fidelidad a mi sangre blanda. Esto es acaso un corazón que nubla sus señales. Sin lágrimas que pudran sus cristales, sobre un montón de fiebres dolorosas, una muchacha así: con mariposas, quedándose entre músicas cordiales. Y con esa piedad casi de nube, por todo lo pequeño que no se sube, una mirada almendra velando rosas, un pie para morir, y muchas cosas tranquilas en amor, elementales. Deteniendo la luz frente a su nombre. Una muchacha así, en cualquier lugar, o preferiblemente junto al mar. Una muchacha así queriendo a un hombre.
Hoy despliego el verbo amar, amor, para sostener lo insostenible para tener lo que no existe...

Puedes quedarte ahí... Mejor, así es mejor.