Mis manos

Este calor en la ciudad, éste calor, no otro. Distinto de cuántos calores me han sofocado... me da sed. Obsesión, mi nuevo elemento, giro en la obsesión y recuerdo muchas cosas, me impregno de recuerdos, me perturban, me repiten, me encuentran, me taladran.

Las manos llenas de agua, un agua ahogada que me filtra la pluma para escribir, los pies como sudados de ejercicio me incomodan el espacio. Y un nuevo deseo... que me argumenta el alma.

Casi de repente, me pica todo el cuerpo, y me molestan las manos... me molestaban antes y ahora.. y no se que va a pasar con ellas. Me cortaría las manos. Éstas manos, manojo de caricias gastadas, de poemas entre líneas de suerte, éstas manos que tanto tiempo le dedicaron a la esperanza, las mismas que fabrican mi soledad.

Debo hacer algo con ellas ahora.

Quizás las saque de mis brazos y las envuelva para regalo. Quizás te las envié por encomienda, con un moño rojo y sin tarjeta. Quizás... como todo... vos sepas que hacer con ellas...

-Entonces ahora recuerdo-, qué en el amor, la sola unión de la carne era un lenguaje. Y cuándo digo carne, estoy hablando de nuestra anatomía toda, mas mis manos junto a las tuyas. Y el silencio (ese silencio de siempre nuestro), era un lenguaje, gracias a la fuerza de la carne. Que ironía, el cuerpo sería el único en hablar y el silencio adquiriría un sentido ahora. Ahora!; que el cuerpo ya No habla, ahora que la carne ya no da la incertidumbre de todas las cosas... Ahora! que sentido tienen mis manos? Si!, ... soy un parche, amputada, cosida por arriba y por abajo, desangrándome de finosos hilos...

Y quizás como todo, vos sepas que hacer... con ellas y conmigo.!